Conductas Adictivas
El consumo compulsivo de drogas, alcohol, comida, así como juego, pornografía, sexo o la dependencia de relaciones tóxicas se utiliza frecuentemente de manera inconsciente como calmante para atenuar el dolor producido por traumas del pasado. A menudo, se piensa que estas conductas adictivas se deben a una falta de disciplina.
Los adictos buscan en estas sustancias y actividades sensaciones de bienestar y/o euforia que les eviten el dolor, la ansiedad latente y la sensación de vacío. Pero estas conductas adictivas son solo calmantes momentáneos, que no llegan a la raíz del problema. Una vez que el subidón ha desaparecido, las sensaciones de ansiedad, culpa, vergüenza y desvalorización regresan reforzadas. La conducta adictiva, por lo tanto, establece un círculo vicioso en la vida de una persona que es necesario romper para iniciar el proceso de curación.
Detrás de las conductas adictivas se encuentra siempre una herida emocional susceptible de ser curada. Las personas que sufrieron traumas de niños son más propensas a desarrollar una adicción que el resto de la población. A causa de su dolor y por sentirse diferentes no encajan con sus compañeros y no aprenden las habilidades sociales necesarias para establecer unas relaciones satisfactorias.
Para salir del círculo vicioso de la adicción y prevenir una recaída, es importante procesar los recuerdos que están detrás del dolor emocional y la ansiedad. A veces se trata de grandes traumas, pero a menudo tienen que ver con el dolor continuado de no haber visto satisfechas nuestras necesidades relacionales. En cualquier caso, sea cual sea la causa de la adicción, el camino a la recuperación está claro: conlleva enfrentarse al dolor cara a cara, encontrando nuevas maneras de ver el pasado, lidiar con el presente y hacer planes de futuro. Sin abordar estas poderosas semillas de la adicción, es probable que las cosas solo empeoren.